Imaginación
No se por que, imaginé,
que estábamos unidos,
y me sentí mejor
que estábamos unidos,
y me sentí mejor
Estaba tratando de escribir sobre la imaginación, ya tenía una idea… era buena, creo, uno nunca hace un juicio justo con las ideas que siente propias. La cuestión es que la idea estaba tomando forma. Lo poco que puedo recordar de la idea de mi yo del pasado, por que debo aclarar que esa idea ya no es mía, es lo siguiente:
“La imaginación es el arma que tienen los artistas para enfrentar la cruda realidad”
No viene al caso. Ya había escrito una hoja, o media. La verdad no se bien. La mente a veces engaña, las cosas que recordamos suelen ser mas grandes o mas pequeñas que lo que eran, si es que eran.
Tenía media hoja, supongamos, y de repente: se reseteó la PC. No se por que esta vez, pantalla azul, luego negra y obviamente: no había guardado el archivo.
Esta manía de los escritores modernos de usar la computadora, el papel nunca ha traicionado a un escritor. Las lapiceras a veces se quedan sin tinta y juegan malas pasadas, es cierto, pero el papel jamás es el verdadero héroe entre los artículos de librería, por supuesto dejando de lado a los ojalillos que tanta alegría nos dan.
Ahí estaba yo tratando de recordar esas palabras, esas ideas perdidas, mientras puteaba al magnate y sus ventanas diabólicas. Finalmente me di por vencido y me dispuse a esperar los eternos segundos que tarda la PC en reiniciarse. Debo aclarar que tampoco confío en el tiempo que muestran los relojes, por que estos suelen ser muy caprichosos. En ese eterno instante de espera me dispuse a ordenar la pieza, no iba a perder el tiempo, no en estos tiempos. Me aferré a un sillón verde para guardarlo bajo la cama pero un ejército de legionarios romanos me impidió doblarlo, estaban dispuestos a hacer lo imposible para que no guardara el sillón, así que tomé una de las espadas del ejercito argentino que se encontraban en una de las paredes de mi cuarto y embestí hasta el ultimo de los legionarios que cortaron las rejas y saltaron por la ventana. -¿Por qué no tender la cama ahora?, le dije a mi yo de un instante anterior, pero las sabanas se transformaron en un feroz tigre blanco, que desde un principio supe que sería imposible doblegar. Después de unos arañazos tenía una pata del tigre en mi mano y estaba sujetándolo de las barbas, en ese momento vi la luz. La PC se había reiniciado, y yo podría volver a escribir.
Acá estoy escribiendo, mientras el tigre duerme desparramado entre las colchas. No soy adivino, pero sospecho que vos estas leyendo. Son las 4 aquí en mi mundo, hace un mes eran las 3. No se que hora será en tu mundo ni quien sos, pero te agradezco que te permitas volar un rato.
“La imaginación es el arma que tienen los artistas para enfrentar la cruda realidad”
No viene al caso. Ya había escrito una hoja, o media. La verdad no se bien. La mente a veces engaña, las cosas que recordamos suelen ser mas grandes o mas pequeñas que lo que eran, si es que eran.
Tenía media hoja, supongamos, y de repente: se reseteó la PC. No se por que esta vez, pantalla azul, luego negra y obviamente: no había guardado el archivo.
Esta manía de los escritores modernos de usar la computadora, el papel nunca ha traicionado a un escritor. Las lapiceras a veces se quedan sin tinta y juegan malas pasadas, es cierto, pero el papel jamás es el verdadero héroe entre los artículos de librería, por supuesto dejando de lado a los ojalillos que tanta alegría nos dan.
Ahí estaba yo tratando de recordar esas palabras, esas ideas perdidas, mientras puteaba al magnate y sus ventanas diabólicas. Finalmente me di por vencido y me dispuse a esperar los eternos segundos que tarda la PC en reiniciarse. Debo aclarar que tampoco confío en el tiempo que muestran los relojes, por que estos suelen ser muy caprichosos. En ese eterno instante de espera me dispuse a ordenar la pieza, no iba a perder el tiempo, no en estos tiempos. Me aferré a un sillón verde para guardarlo bajo la cama pero un ejército de legionarios romanos me impidió doblarlo, estaban dispuestos a hacer lo imposible para que no guardara el sillón, así que tomé una de las espadas del ejercito argentino que se encontraban en una de las paredes de mi cuarto y embestí hasta el ultimo de los legionarios que cortaron las rejas y saltaron por la ventana. -¿Por qué no tender la cama ahora?, le dije a mi yo de un instante anterior, pero las sabanas se transformaron en un feroz tigre blanco, que desde un principio supe que sería imposible doblegar. Después de unos arañazos tenía una pata del tigre en mi mano y estaba sujetándolo de las barbas, en ese momento vi la luz. La PC se había reiniciado, y yo podría volver a escribir.
Acá estoy escribiendo, mientras el tigre duerme desparramado entre las colchas. No soy adivino, pero sospecho que vos estas leyendo. Son las 4 aquí en mi mundo, hace un mes eran las 3. No se que hora será en tu mundo ni quien sos, pero te agradezco que te permitas volar un rato.
Comentarios
soy la primera en comentar?
veo que si=P
un beso enorme, segui asi=D
Pasando a lo nuestro, me pareció re interesante el traspaso de un "espacio" a otro: del digital al real, del real al ficticio, del ficticio al digital de nuevo... Eso está buenísimo y el tono también está genial, pareciera que el narrador está enojado porque se le apagó la compu todo el tiempo y eso hace que se "normalicen", es decir, que sean normales, todas las otras cosas que pasan mientras acomoda la pieza. Genial. Esto pareciera estar funcionando. -Caro-
bien changuito, dale nomás
beta